No hay nada como recostarse a oscuras y escuchar un temaso de Pink Floyd a todo lo que den tus parlantes.
No importa que los vidrios vibren y que tus vecinos reclamen. El solo hecho de poder deleitar el alma con los acordes celestiales de este grupo valen cualquier sacrificio.
Sólo faltaría una lluvia torrencial acompañada de relámpagos y una buena compañía femenina. Es increíble como una buena melodía sirve de terapia contra el cansancio y el estrés.