La noche del lunes vi WALL•E (producida por Pixar) y me recordó lo agradable que es reír con cosas simple. WALL•E (Waste Allocation Load Lifter-Earth-Class) es un pequeño robot compactador de basura encargado de limpiar la Tierra, la cual ha sido abandonada por los humanos esperando que al regresar haya sido limpiada por los miles de robots WALL•E dejados.
En contexto de la película nos da a entender que WALL•E es el único sobreviviente de su tipo y que ha desarrollado una curiosidad poco común. Mientras limpia, llena su cajita con cachureos que le parecen interesantes y luego los lleva a su hogar (un camión tipo militar).
No pude evitar notar la serie de elementos populares en nuestra cultura:
- WALL•E ve reiteradas veces una película que posee en VHS.
- En una escena se ve que juega PONG.
- Al terminar de cargar su batería mediante un panel solar suena como cuando bootea un Mac.
- Entre los cachureos se ven varios gnomos de jardín.
- Aparece un cubo rubik.
En realidad es una buena película, y entre sus varios mensajes el que más impacta es:
"deja que la tecnología haga todo por tí y te convertirás es un gordo sin vida que pasa todo el día frente a una pantalla comunicandose fríamente con otros"